jueves, 22 de septiembre de 2016

DISCUSIÓN ENTRE PIZZA Y PIZZA


Hola a todos, el tema de hoy está inspirado por una discusión que presencie y arbitre en una cena de amigos.

El tema versaba sobre como el consumismo rige nuestras vidas.

Todos los que vivimos en occidente, en uno u otro momento de nuestras vidas, experimentamos esta sensación de que somos como animales de granja, que servimos solo para consumir y consumir y poco más.

En este caso, uno de mis amigos había tomado la postura a mi juicio un poco extrema, de que la sociedad te empuja y de hecho te obliga a consumir todo lo que se propone y además controla todos los aspectos de nuestras vidas, hasta el punto de que no somos dueños de nuestras decisiones, puesto que estas son por así decirlo, teledirigidas, guiadas por publicistas y las grandes corporaciones que los pagan para que vendan sus productos.

El sostenía además, que la ingeniería utilizada por estos publicistas y sus agresivas técnicas de marketing, eran capaces de conseguir que compráramos lo que les deba la gana y cuando les daba la gana. El mismo se ponía como ejemplo de consumidor sumiso y vencido por estas corporaciones, poniendo unos cuantos ejemplos, que pivotan en torno a la utilización excesiva de los aparatos electrónicos tipo teléfono móvil, tablet etc…decía que esto le afectaba a él y a sus hijos, sobre todo al mayor que según juzgaba, casi no sabía divertirse sin su teléfono móvil o tablet.

Por el otro lado, estaba mi otro amigo quien sostenía que el progreso que había traído consigo la sociedad capitalista y su consumismo, había contribuido al bien estar de la sociedad en su conjunto. Como ejemplo ponía el de sus padres, ya ancianos, que habían padecido incluso hambre en sus años de juventud. El defendía que ahora se vivía muy bien con el sistema capitalista, pues analizaba que en la España de hoy, es muy difícil pasar hambre y que con la sobre abundancia de alimentos y objetos de consumo se había producido el abaratamiento de los mismos y ahora era mucho más accesible comprar cualquier objeto que antiguamente se hubiese considerado de lujo. También decía, que gracias al sistema de préstamos, que mi otro amigo juzgaba usureros, uno podía adquirir una vivienda y un coche en propiedad. En definitiva, si bien se daba cuenta de que el sistema era consumista y le obligaba a gastar quizá más de lo debido, también sentenciaba que lo hacía a gusto, pues era consciente de que estas son las reglas del juego capitalista, gastar para que el dinero circule y engrasar la máquina para que esta funcione a pleno rendimiento y así tarde o temprano todos salían beneficiado.

Yo estaba en el medio de la contienda, que iba subiendo por momentos de tono e intentaba mediar como árbitro, señalando que ambos tenían una parte de razón, pero que ambas posturas eran seguramente demasiado monolíticas y estaban poco desarrolladas.

Al fin la cosa, como suele ser habitual en estos casos, se torno hacia posturas entre políticas y filosóficas enconadas y contraria.

Es que aunque quizá ninguno de los dos estuviese consciente de ello, este debate tiene un calado y un trasfondo muy complejo. Porque allí se entremezclan visiones de la vida, según el enfoque cultural, político e incluso filosófico de los debatientes.

Aunque al principio la conversación parecía trivial y sin demasiadas aristas, cuando esta se prolongo y se alargo, cada vez se iba enredando más y más. Porque claro estaba, son los fundamentos de cómo uno ve la vida en general lo que estaba en juego de alguna forma.

¿Y cómo veo yo este asunto?

Los que me leéis desde hace algún tiempo os podéis hacer una idea, pero intentare esclarecer mi postura.

Pienso que si bien es cierto que el sistema capitalista, sobre todo el de los primeros tiempos, el genuino, trajo consigo mucha prosperidad y oportunidades a quienes generalmente nunca las habían tenido. Gracias a que previamente, mediante unas cuantas revoluciones ( inglesa, americana y francesa)  se habían producido transformaciones en el orden social, moral, religioso y político que propiciaron el clima adecuado para ello. Como decía, si bien es cierto que al menos al principio, cuando no era tan especulativo y más productivo, el sistema funciono razonablemente bien y gracias a él, mucha gente tuvo acceso a muchos bienes antes prohibitivos. Evidentemente soy consciente de que la revolución tecnológica, que va aparejada al sistema capitalista liberal, es también uno de los factores estrella, en lograr la transformación de una sociedad rural pobre en su mayoría, a la creación de una clase media obrera y urbana. También es cierto que hoy en día, hay que ser muy críticos con el giro que han tomado las cosas. Primero porque ya no es un capitalismo que reinvierte sus beneficios en crear puestos de trabajo, sino se ha convertido en un  ejercicio  de especulación continúo, donde se apuesta a futuros, donde el patrón oro ya no rige y por lo tanto se inflan burbujas con dinero imaginado y sin base ni fundamento. Todo ello ha traído una sociedad un tanto desquiciada, que se tambalea cada vez que el viento sopla de un lado o de otro.

En segundo lugar, si bien es cierto que para digamos un cuarto de la población mundial, que es lo que representa aproximadamente la población occidental (incluyo Rusia, Japón, corea del norte, Israel y Australia) en el mundo, las cosas han mejorado notablemente. Sin entrar en el detalle y mirando las cosas con benevolencia y haciendo el zoom muy amplio. Para los otros tres cuartos, ha sido un completo desastre, porque en muchos casos han pasado de ser sociedades, no ya rurales al estilo europeo, sino tribales y en algunos casos de África y América del sur y Oceanía cazadores recolectores, a de repente tener que adoptar sin transición ninguna, una completa nueva forma de vida, que en muchos casos, ha resultado ser muy traumático, acabando de facto con civilizaciones muy antiguas. Actualmente muchos de estos países, siguen en el ojo del huracán y son mantenidos en una especie de edad media con gasolina, sufriendo guerras atroces y sartrapas locales, que les mantienen en un estado de semiesclavitud, todo ello para poder tener mano de obra sumisa y barata, que extraigan las riquezas de sus tierras, para llevarlas a los países así dichos desarrollados. Ellos, de facto se han convertido en los antiguos súbditos europeos. Así, que mientras una parte del mundo se ha liberado y progresado, a pesar de todo los defectos y fallos del sistema capitalista liberal, hay que reconocerle el merito de habernos quitado el hambre y la servidumbre a muchos de nosotros, la otra parte a entrado en un estado de servidumbre. La pena es que todo ello, se haya conseguido un poco ( porque hay mucha exageración, a veces, como ya he explicado en otros artículos) a costa de otros, desluce lo extraordinario del asunto, porque no nos damos cuenta, pero el salto dado por Europa en apenas doscientos y pocos años, ha sido algo nunca visto antes en miles de años. Estos otros, son el resto del planeta, ni más ni menos que los otros tres cuartos. Mucho habrán de trabajar las generaciones futuras, para establecer un sistema de cosas más justas, tanto a nivel interno, como con relación con el resto del mundo. Hay que encontrar un equilibrio, entre la generación de riquezas y la justicia del reparto y buen uso de estas. Tal vez, las tecnologías que están por venir, lleven consigo parte de la solución o ayudaran a encontrar este equilibrio. ¿Quién sabe? Hay que ser optimistas.

Un saludo, hasta la próxima.

 

 





1 comentario:

  1. Je te recommande la lecture du livre écrit par Thomas Piketty : Le Capital au XXI ème siècle.

    Un lecteur anonyme :)

    ResponderEliminar