Hola a todos, hoy me gustaría
pegar un texto que se produjo durante un discusión vía mail, que mantuve con un
grupo de personas con las que mantengo unos debates centrados en la economía y
en general en la manera de gestionar los recursos del planeta tierra de forma
mucho más científica y menos capitalista y depredadora, que es como se está
haciendo actualmente.
En el transcurso de uno
de estos intercambios de mail, hubo uno que me llamo especialmente la atención,
por su contenido, que me recordaba el argumento que use yo mismo en un texto
que produje en este mismo blog hace algún tiempo titulado: RESPONSO A LA
DEMOCRACIA http://teatrapare.blogspot.com.es/2014/09/responso-la-democracia.html
Donde comentaba que a
mi parecer había que reemplazar los actuales partidos políticos por otro tipo
de institución democrática y además dejar votar al pueblo de forma directa
todas las grandes decisiones, en definitiva lo que sería una democracia con representación
directa que reposara en el pueblo. En este texto, también decía que no sabía
muy bien como se podría poner a la práctica una idea como esta y jugaba con la
idea de que internet podría tener un papel clave en ello. Bien, a continuación pegare
el texto del autor, porque me parece que amplia y da luz en cierto modo a mi
texto, en el sentido de que verbaliza y da nombre a las ideas que yo esboce en
su día, además de proponer en cierto modo una forma práctica de cómo se podría poner
en marcha algo así. Me gusta especialmente, cuando pone de relievo aquello de
que la gente de a pie, no somos ni tan irresponsables, ni tan tontos como nos
quieren hacer creer, quienes quieren que todo siga igual y que siempre estemos
tutelados por una elite supuestamente benevolente. Bueno sin más, os dejo con el texto que me ha
cedido amablemente: Javier Ibarra.
Henrik Ibsen escribió un librito titulado un enemigo del pueblo para ilustrar cómo una votación democrática
podía carecer de ética y conducir a un desastre. En mi opinión era un libro
ingenuo por su final: una élite de sabios íntegros plantean que es necesario
encaminarse hacia un gobierno de élites intelectuales que dirijan al pueblo. La
falaz lógica del final cambia si pensamos en términos de probabilidades y no en
la casuística. Efectivamente, una votación democrática puede ser desastrosa o
perversa, pero creo que esto tiene menos probabilidad en una democracia real
que en un gobierno de élites. Si algo ha demostrado la historia, es el fracaso
y la facilidad para corromperse de los gobiernos de élites. Esto sin considerar
el problema de entrada sobre cómo se elige la élite a sí misma. Los ejemplos
también son numerosos y calamitosos. (La sociedad de mercado, por ejemplo, es
la institución de un gobierno de élites económicas, aunque sus miembros puedan
variar). Algunos recurren a Ortega y Gasset, que también hablaba de élites
intelectuales, para desprestigiar la democracia directa, aunque en realidad
este intentó conseguir la confianza del pueblo para legitimar a esa élite,
(antes de desencantarse en un momento demasiado convulso).
Una cosa que me irrita, por ejemplo, es cuando el típico tertuliano
todólogo suelta eso de que, si se dejara elegir al pueblo, todo el mundo
elegiría no pagar impuestos, cosa que me parece insultante y engreída. Al
parecer sólo ellos tienen el sentido de la responsabilidad suficiente como para
apoyar que existan impuestos y los demás somos ese sujeto mezquinamente egoísta
y previsible que necesita el mercado. Al parecer las casas de este país no
tienen tejado: todas las comunidades han decidido no pagar cuota para
mantenerlo, (salvo en el último piso). Y en buena lógica, para ganar las
elecciones sólo hay que proponer la eliminación de todo impuesto. Sin embargo,
hoy mismo los bancos de alimentos han batido records de recolecta donde yo
vivo, a pesar de que dejar comida no es ley ni tributo.
Cosa distinta (a un gobierno de élites y a una democracia directa
permanente) es que se propongan democráticamente instituciones permanentes
dirigidas de un modo científico para establecer límites al funcionamiento
económico, y por ende, al funcionamiento democrático de rango inferior, (al
igual que sólo podemos votar leyes que no vulneren la constitución, al menos en
teoría). Creo que tendríamos que crear dos instituciones independientes con un
mandato limitante, (pero hacerlo democráticamente en un proceso constituyente).
Una es ese comité independiente para la emisión de dinero que propone positive money (que sí rendiría cuentas al parlamento según explican). La segunda sería
algo así como un comité independiente para establecer los 'límites de
explotación' mediante cuotas intercambiables, topes o incluso prohibiciones en
las formas de producir, además de, quizá, gestionar la fiscalidad ecológica.
Todo ello con el objetivo de medir el valor real del stock y del flujo
(contabilizando la destrucción como tal) y eludiendo el crecimiento
antieconómico. Esto supondría poner la sostenibilidad como condición, y no como
aspiración o como mera matización de la producción. Hay que tener en cuenta que
uno de los objetivos con los que se plantea el dinero positivo es la mayor
facilidad que ofrece para estimular la economía, (al igual que el
keynesianismo), por lo que la segunda institución sería crucial.
Javier Ibarra.
Un saludo, hasta
pronto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario