Hola a todos, el tema de
hoy está inspirado por una discusión que presencie y arbitre en una cena de
amigos.
El tema versaba sobre
como el consumismo rige nuestras vidas.
Todos los que vivimos en
occidente, en uno u otro momento de nuestras vidas, experimentamos esta
sensación de que somos como animales de granja, que servimos solo para consumir
y consumir y poco más.
En este caso, uno de mis
amigos había tomado la postura a mi juicio un poco extrema, de que la sociedad
te empuja y de hecho te obliga a consumir todo lo que se propone y además
controla todos los aspectos de nuestras vidas, hasta el punto de que no somos
dueños de nuestras decisiones, puesto que estas son por así decirlo,
teledirigidas, guiadas por publicistas y las grandes corporaciones que los
pagan para que vendan sus productos.
El sostenía además, que
la ingeniería utilizada por estos publicistas y sus agresivas técnicas de
marketing, eran capaces de conseguir que compráramos lo que les deba la gana y
cuando les daba la gana. El mismo se ponía como ejemplo de consumidor sumiso y
vencido por estas corporaciones, poniendo unos cuantos ejemplos, que pivotan en
torno a la utilización excesiva de los aparatos electrónicos tipo teléfono
móvil, tablet etc…decía que esto le afectaba a él y a sus hijos, sobre todo al
mayor que según juzgaba, casi no sabía divertirse sin su teléfono móvil o
tablet.
Por el otro lado, estaba
mi otro amigo quien sostenía que el progreso que había traído consigo la
sociedad capitalista y su consumismo, había contribuido al bien estar de la
sociedad en su conjunto. Como ejemplo ponía el de sus padres, ya ancianos, que
habían padecido incluso hambre en sus años de juventud. El defendía que ahora
se vivía muy bien con el sistema capitalista, pues analizaba que en la España
de hoy, es muy difícil pasar hambre y que con la sobre abundancia de alimentos
y objetos de consumo se había producido el abaratamiento de los mismos y ahora
era mucho más accesible comprar cualquier objeto que antiguamente se hubiese
considerado de lujo. También decía, que gracias al sistema de préstamos, que mi
otro amigo juzgaba usureros, uno podía adquirir una vivienda y un coche en
propiedad. En definitiva, si bien se daba cuenta de que el sistema era
consumista y le obligaba a gastar quizá más de lo debido, también sentenciaba
que lo hacía a gusto, pues era consciente de que estas son las reglas del juego
capitalista, gastar para que el dinero circule y engrasar la máquina para que
esta funcione a pleno rendimiento y así tarde o temprano todos salían
beneficiado.
Yo estaba en el medio de
la contienda, que iba subiendo por momentos de tono e intentaba mediar como
árbitro, señalando que ambos tenían una parte de razón, pero que ambas posturas
eran seguramente demasiado monolíticas y estaban poco desarrolladas.
Al fin la cosa, como
suele ser habitual en estos casos, se torno hacia posturas entre políticas y
filosóficas enconadas y contraria.
Es que aunque quizá
ninguno de los dos estuviese consciente de ello, este debate tiene un calado y
un trasfondo muy complejo. Porque allí se entremezclan visiones de la vida,
según el enfoque cultural, político e incluso filosófico de los debatientes.
Aunque al principio la
conversación parecía trivial y sin demasiadas aristas, cuando esta se prolongo
y se alargo, cada vez se iba enredando más y más. Porque claro estaba, son los
fundamentos de cómo uno ve la vida en general lo que estaba en juego de alguna
forma.
¿Y cómo veo yo este asunto?
Los que me leéis desde
hace algún tiempo os podéis hacer una idea, pero intentare esclarecer mi
postura.
Pienso que si bien es
cierto que el sistema capitalista, sobre todo el de los primeros tiempos, el
genuino, trajo consigo mucha prosperidad y oportunidades a quienes generalmente
nunca las habían tenido. Gracias a que previamente, mediante unas cuantas
revoluciones ( inglesa, americana y francesa)
se habían producido transformaciones en el orden social, moral,
religioso y político que propiciaron el clima adecuado para ello. Como decía,
si bien es cierto que al menos al principio, cuando no era tan especulativo y
más productivo, el sistema funciono razonablemente bien y gracias a él, mucha
gente tuvo acceso a muchos bienes antes prohibitivos. Evidentemente soy
consciente de que la revolución tecnológica, que va aparejada al sistema
capitalista liberal, es también uno de los factores estrella, en lograr la
transformación de una sociedad rural pobre en su mayoría, a la creación de una
clase media obrera y urbana. También es cierto que hoy en día, hay que ser muy
críticos con el giro que han tomado las cosas. Primero porque ya no es un
capitalismo que reinvierte sus beneficios en crear puestos de trabajo, sino se
ha convertido en un ejercicio de especulación continúo, donde se apuesta a
futuros, donde el patrón oro ya no rige y por lo tanto se inflan burbujas con
dinero imaginado y sin base ni fundamento. Todo ello ha traído una sociedad un
tanto desquiciada, que se tambalea cada vez que el viento sopla de un lado o de
otro.
En segundo lugar, si
bien es cierto que para digamos un cuarto de la población mundial, que es lo
que representa aproximadamente la población occidental (incluyo Rusia, Japón,
corea del norte, Israel y Australia) en el mundo, las cosas han mejorado
notablemente. Sin entrar en el detalle y mirando las cosas con benevolencia y
haciendo el zoom muy amplio. Para los otros tres cuartos, ha sido un completo
desastre, porque en muchos casos han pasado de ser sociedades, no ya rurales al
estilo europeo, sino tribales y en algunos casos de África y América del sur y
Oceanía cazadores recolectores, a de repente tener que adoptar sin transición
ninguna, una completa nueva forma de vida, que en muchos casos, ha resultado
ser muy traumático, acabando de facto con civilizaciones muy antiguas.
Actualmente muchos de estos países, siguen en el ojo del huracán y son
mantenidos en una especie de edad media con gasolina, sufriendo guerras atroces
y sartrapas locales, que les mantienen en un estado de semiesclavitud, todo
ello para poder tener mano de obra sumisa y barata, que extraigan las riquezas
de sus tierras, para llevarlas a los países así dichos desarrollados. Ellos, de
facto se han convertido en los antiguos súbditos europeos. Así, que mientras
una parte del mundo se ha liberado y progresado, a pesar de todo los defectos y
fallos del sistema capitalista liberal, hay que reconocerle el merito de
habernos quitado el hambre y la servidumbre a muchos de nosotros, la otra parte
a entrado en un estado de servidumbre. La pena es que todo ello, se haya
conseguido un poco ( porque hay mucha exageración, a veces, como ya he
explicado en otros artículos) a costa de otros, desluce lo extraordinario del
asunto, porque no nos damos cuenta, pero el salto dado por Europa en apenas
doscientos y pocos años, ha sido algo nunca visto antes en miles de años. Estos
otros, son el resto del planeta, ni más ni menos que los otros tres cuartos.
Mucho habrán de trabajar las generaciones futuras, para establecer un sistema
de cosas más justas, tanto a nivel interno, como con relación con el resto del
mundo. Hay que encontrar un equilibrio, entre la generación de riquezas y la
justicia del reparto y buen uso de estas. Tal vez, las tecnologías que están
por venir, lleven consigo parte de la solución o ayudaran a encontrar este
equilibrio. ¿Quién sabe? Hay que ser optimistas.
Je te recommande la lecture du livre écrit par Thomas Piketty : Le Capital au XXI ème siècle.
ResponderEliminarUn lecteur anonyme :)