Hola a todos:
Hoy he decidido que mi entrada será la publicación
de un manifiesto.
Este manifiesto fue escrito en el año 1928 en Barcelona,
por unos artistas de su tiempo, y ellos eran…Salvador Dalí, Lluís Montanyà y Sebastià
Gasch.
Todos tienen en común ser catalanes y haber
coincidido en el tiempo en que los nacionalismos exacerbados, de todo tipo y
pelaje, se estaban cociendo en Europa, al amparo de teorías sobre
superioridades raciales arias que, a la postre, iban a acabar incendiando Europa
en un conflicto sin parangón para la humanidad, hasta entonces.
Ellos se
centraron en combatir la parte que les tocaba en su patria chica, que era Cataluña,
porque aquí también había catalanes que
defendían tesis supremacistas, diciendo que la raza catalana o vasca era
superior a los españoles del resto de España, que eran de origen semita (árabe).
Porque estoy casi seguro que en las escuelas de hoy en día en Cataluña, ni en TV3
ni en ningún otro sitio, este manifiesto está difundido, ni estudiado, lo publico
hoy en mi blog. Por todas estas razones y algunas más, que comentaré.
La primera, que quiero dejar clara, es la razón por
la que me molesta tanto el nacionalismo catalán y vasco, aparte de la razón
obvia de que uno de ellos, el catalán, lo vivo cada día al residir en Cataluña;
lo quiero dejar claro, porque me han reprochado, muchas veces estos últimos
años, que también tendría que luchar con la misma virulencia que lo hago contra
el nacionalismo catalán o el vasco, al nacionalismo español o francés por citar
algunos, pero es que para mí, si me retrotraigo a la historia, encuentro que el
invento de la nación española (francesa, etc.) es algo moderno e integrador,
porque se pretendía o pretende (con todos sus defectos y avatares históricos)
integrar a todas las pequeñas nacionalidades existentes dentro de un área
geográfica concreta, para que así queden todas bajo el amparo de un concepto
mayor y más moderno e integrador. Por ejemplo, y en la misma línea, yo admiro
conceptos como los EE.UU; me parece genial que, bajo el paraguas de una misma
bandera, puedan convivir tanta gente a lo largo y ancho de miles de kilómetros.
Al final, no debemos perder de vista que, con la tecnología actual, lo que más
sentido tiene es derribar fronteras e integrarse dentro de federaciones cada
vez más amplias, que integran cada vez más personas bajo el amparo de unas
mismas leyes y derechos; para mí esto es lo verdaderamente nuevo. El tiempo de
los pequeños reinos de taifa, dirigidos por pequeñas familias oligárquicas de
forma despótica (Los Puyol, aquí podrían ser un ejemplo), para mí ha pasado a
la historia y debe quedarse allí. Por ello, me dan tanto repelús el
nacionalismo catalán y el vasco o cualquiera que pretenda dividir un territorio,
y al fin y al cabo sus gentes, en pequeños grupos cerrados. Estas valoraciones
son muy generales y sé que podrían, y de hecho así lo hacen, encerrar mil
matices de cómo hay que articular todo esto. Pero, a grandes trazos, creo de
verdad que es lo mejor, siempre y cuando evidentemente los territorios que
integren estas entidades más grandes sean respetados en sus tradiciones,
idiomas, particulares etc. Si se hace así, no veo ningún problema en ir a lo
que para mí sería ideal: un mundo dividido, tal vez, en cinco bloques, tantos
como continentes tenemos. Para mí, a esto debería tender la humanidad estos
próximos años.
Un saludo.
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